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VIVIR EN EL FUTURO: LA ACTIVACIÓN DESMEDIDA DE MI ANSIEDAD

  • Foto del escritor: psicsusanamg
    psicsusanamg
  • 30 ago 2024
  • 2 Min. de lectura

Nos ha pasado a todos que ante situaciones que no podemos manipular de manera directa, empieza en la cabeza una serie de potenciales escenarios catastróficos acompañados con experiencias físicas de malestar, a esto lo conocemos como ansiedad.


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Algunas de estas situaciones pueden ser: un diagnóstico médico, una calificación de un examen, una entrevista de trabajo, una conversación con la pareja, la planeación de un viaje, etc.

 

La ansiedad se caracteriza por las percepciones de incontrolabilidad e impredictibilidad con respecto a sucesos potencialmente aversivos y con un cambio rápido en la atención hacia el foco de acontecimientos potencialmente peligrosos o hacia la propia respuesta afectiva ante tales sucesos. Barlow (2002)

 

La diferencia con el miedo radica en que este último es un estado neurofisiológico automático primitivo de alarma que conlleva la valoración cognitiva de peligro. Aquellos que vivimos en la CDMX, podemos sentir el miedo cuando hemos escuchado la alarma sísmica, y nos provoca movernos a un lugar seguro. Es posible que, pasado el momento, algunas personas entren en un bucle de pensamientos repetitivos donde imaginan la posibilidad de un terremoto y que no puedan salir a tiempo, al colocar el foco de atención en ello, en cuestión de segundos su sistema nervioso simpático entra en acción e inician un proceso interno de ansiedad, en este caso irracional, ya que genuinamente sólo sonó la alerta.

 

Es importante entonces que nos quede claro cuál es la diferencia entre una ansiedad sana y una que es irracional. La sana tiene la finalidad de protegernos, es decir que ante un temor real o genuino serían las precauciones que tomamos, por ejemplo al cruzar la calle el preveer la distancia de un vehículo o buscar la cebra para atravesarnos. También la experimentamos como una inquietud que te ayuda a tener más de lo que quieres en alguna meta específica, como cuando los deportistas se esfuerzan por vencer sus propias marcas.

 

La ansiedad irracional es aquella que experimentamos en una situación donde la preocupación es excesiva y sin sentido e interfiere con que manejemos apropiadamente algo que estamos viviendo. Si nos regresamos al ejemplo del deportista, si le da rienda suelta a su pensamiento catastrófico puede terminar desconcentrándose y cometiendo un error.

 

De acuerdo con Leslie Greenberg en su libro ‘Emociones: una guía interna’:  “La ansiedad que no es saludable proviene de un sentimiento básico de ser ineficaz y de estar desprotegido”.

 

De acuerdo con la OMS, se estima que un 4% de la población mundial padece actualmente un trastorno de ansiedad. En 2019, 301 millones de personas en el mundo tenían un trastorno de ansiedad, lo que lo convierte en uno de los trastornos mentales más comunes.


Entre los síntomas físicos podemos mencionar: la falta de respiración, jadeo, presión en el pecho, tartamudeo, sudor, sonrojos, etc.

 

Finalmente te puedo compartir unas estrategias prácticas que puedes poner en acción:

  1. Cuestiona tus pensamientos.

  2. Escribe tus nuevos pensamientos.

  3. Práctica visualizaciones positivas.

  4. Lee sobre el tema.

  5. Practica un ejercicio de relajación una vez al día.

 

Y como siempre te invito a reflexionar en el tema, ¿puedes reconocer que tipo de ansiedad experimentas? ¿de qué forma la canalizas?

Recuerda tú puedes aprender a tener el control cuando ella aparece.

 
 
 

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